Esta semana supimos que la desigualdad en Chile es aún más grave de lo que suponíamos. Mientras, los mismos políticos que se llenan la boca hablando de equidad, celebraban un proyecto que hará de Chile un país aun más segregado.
Fue la semana en que la izquierda chilena se lanzó a los brazos de Milton Friedman, para ser acunada en el regazo del más ortodoxo neoliberalismo.
Partamos por los datos. La World Inequality Database, liderada por el economista francés Thomas Piketty, actualizó su información mundial, que usa una serie de aproximaciones e imputaciones para superar las limitaciones de encuestas tipo Casen. Los resultados cuestionan al menos dos datos que suelen repetirse en Chile: que nuestra desigualdad no es peor que la del resto de América Latina, y que ha ido disminuyendo con los años.
Ocurre que la encuesta Casen no captura el verdadero ingreso de los más ricos. Otro reciente estudio, del exdirector del SII Michel Jorratt, estima que Chile pierde 4,5 puntos del PIB (más que todo el presupuesto de educación) en evasión y elusión de rentas del capital.
Piketty y su equipo calculan que la tajada del 1% más rico ha crecido del 26,5% en 2000 al 27,8% en 2017. Eso nos pone, empatados con México, como los campeones de la desigualdad en el hemisferio occidental. A nivel mundial somos terceros, sólo detrás de la República Centroafricana y Mozambique, donde el 1% más rico se lleva el 30,9% del ingreso.Continúa leyendo esta columna en el siguiente linK:
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